Pruebas gratuitas en Internet: consejos y usos

Hoy en día son muchos los recursos que podemos encontrar en Internet. No son pocas las ocasiones en las que buscamos algún tipo de programa que nos pueda entretener o que incluso nos pueda ayudar para realizar un trabajo determinado. La mayoría de veces, eso sí, estos programas o servicios, especialmente si son desarrollados por grandes compañías, son de pago, y no podemos realizar la tarea en cuestión si no pagamos por una cuota de instalación (que puede ser única, mensual, anual…).

En algunas ocasiones, antes de probar un contenido en Internet, tenemos la opción de realizar una prueba gratuita que nos permite experimentar con el producto en cuestión durante un tiempo concreto de forma completamente gratuita. Eso puede suceder con contenido de todo tipo, desde programas informáticos hasta servicios de entretenimiento. Evidentemente, los usuarios acostumbran a valorar positivamente el hecho de poder probar algo de forma anticipada, pero igualmente existen algunos peligros que se deben tener en cuenta antes de probar ciertas herramientas gratuitas que existen en la red.

Y es que son tantas y tan distintas las pruebas gratuitas que podemos encontrar en la red que podemos llegar a confundir unos requisitos con otros y perder la noción de aquello que realmente está sugiriendo el programa. Por ejemplo, no es lo mismo la prueba gratuita de un programa de edición de vídeo o de foto que, al procesar la imagen, nos deja una marca de agua (para así “obligarnos” a pagar por el producto), que una plataforma de streaming que nos da 7 días de prueba gratuita completa, con el que disfrutar de todos sus servicios. Así mismo, hay otros servicios que nos dan un “monedero” virtual para disfrutar de según qué tipo de entretenimiento. Eso suele suceder con los bonos de casino sin deposito, que permiten realizar tiradas en slots o algunas partidas de poker, y también en otros tipos de entretenimiento como los videojuegos por móvil, que a veces requieren de monedas virtuales para seguir disfrutando de las partidas.

Así pues, son varias las opciones distintas que nos encontraremos a la hora de probar de forma gratuita un programa o servicio, y es que su tipología variará dependiendo del contenido que se esté ofreciendo al consumidor. Serán varias las opciones que se tendrán como usuario para poder disfrutar tanto de la prueba gratuita como del contenido completo (si es que es eso lo que realmente se desea).

Diferentes tipos de pruebas gratuitas

En el primero de los casos antes mencionados, es importante saber si pese a recibir el resultado final con una marca de agua, el programa funciona o no de la misma forma en su versión de pago. A veces, las características principales vienen reducidas, es decir, son exclusivas de la versión completa. Además, también tendremos que darnos cuenta de si esa versión de prueba, y que además está acortada, nos podrá servir como test durante un tiempo limitado o no. Es decir, podría ser que dejara de funcionar al cabo de unos días. Normalmente, para esos programas no hay que dejar ninguna tarjeta bancaria para descargarla, así que simplemente deberemos ser conscientes de que hay que aprovechar la prueba al máximo durante el tiempo que tengamos.

Estos son casos distintos a aquellos donde se nos piden datos para descargar versiones de prueba, algo que sucede sobretodo en portales de entretenimiento por Internet. Accedemos a la versión gratuita semanal o mensual pero, previamente, tenemos que dejar nuestros datos bancarios. Eso, normalmente, resulta en que pasado ese tiempo, de forma automática, se nos carga el coste de la suscripción. Si realmente deseamos ese servicio no hay ningún problema, pero si preferimos no pagar deberemos estar muy alerta para cancelar la suscripción antes de pagar por un producto no deseado.

En el tercer caso antes expuesto, será importante saber hasta qué punto queremos gastar dinero en ese servicio. Las pruebas gratuitas, precisamente, sirven para captar la atención de los usuarios, que reciben recursos limitados que deberán extender mediante pagos. Lo bueno de este sistema es que no se nos obliga en ningún momento a pagar por algo que no queremos, y que si realmente queremos seguir disfrutando de ello seremos nosotros los que realicemos el pago en cuestión. Al final, eso sí, deberemos ser conscientes de cuánto dinero estamos pagando por un tipo de aplicación que necesita varios recargos mientras disfrutamos de su propuesta.

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