Si has instalado desde cero muchas veces el viejo Windows XP (ya sea en casa o en el trabajo) te habrás dado cuenta que lo primero que haces es abrir el explorador de Internet para bajar tus primeros programas o actualizaciones preferidas que quieres instalar en tu "nuevo" Windows. Para eso, buscas el Internet Explorer 6, integrado en Windows XP, y te das cuenta de que el viejo navegador es una luz abriéndose en pantalla y que es rápido navegando. Le coges el gusto por un rato pero pronto te das cuenta que no todo es oro lo que reluce; al instante hay páginas que no se cargan bien o se cargan incompletas y enlaces que no funcionan... si es que ya no tienes un virus pululando en tu flamante instalación de Windows a los pocos minutos de uso.
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